¿Ganadería Intensiva o Extensiva?
Hoy queremos hablarte de las diferencias entre la ganadería extensiva e intensiva. Seguro que te sonará la polémica que se originó cuando el ministro de Consumo, Alberto Garzón, pronunció unas declaraciones en contra de las macrogranjas y a favor de la ganadería extensiva. A raíz de esto, se abrió un pertinente e interesante debate sobre la necesidad de apostar por el modelo de ganadería extensiva. Como veremos a continuación, este supone una alternativa real y efectiva para el consumo responsable y la protección del medio ambiente.
La ganadería en España es un sector clave. Como seguro que ya sabrás, del sector primario obtenemos una gran variedad de alimentos y muchas de las materias primas que utiliza la industria para generar otros productos que son fundamentales para nuestra valiosa dieta mediterránea. Como consumidores y consumidoras, cada vez nos interesamos más sobre la composición de los alimentos que ingerimos, así como por su origen. Afortunadamente, venimos observando que hay grandes sectores en la población que optan por un consumo respetuoso con la producción y el medio ambiente.
Esta responsabilidad social está generando cambios en el mercado y en los sistemas de producción del sector, que se deben adaptar a estas demandas. Por eso, es fundamental seguir apostando por este tipo de consumo. Para ello, la ciudadanía debe conocer cuáles son las principales diferencias entre la ganadería intensiva y extensiva.
La ganadería extensiva
Por un lado, la ganadería extensiva, técnicamente hablando, supone la explotación realizada con disposición total o parcial de una base territorial con aprovechamiento de pastos, prados, pastizales, hierbas y rastrojos, de forma permanente o temporal para alimentar el ganado. Además, emplea métodos tradicionales de explotación ganadera, en los que se imitan los ecosistemas naturales para un desarrollo más favorable de los animales. Es por eso por lo que se dice que ayuda al mantenimiento de la biodiversidad, la prevención de incendios y la mitigación del cambio climático. Su objetivo es el de utilizar el territorio de una manera perdurable y sostenible.
A su vez, la ganadería extensiva se desarrolla siguiendo un modelo familiar que da trabajo a pequeños productores, que son un pilar fundamental de muchos municipios rurales, como el nuestro, Higuera de la Sierra, donde se ubica la empresa familiar de Gran Paladar. Nuestro modelo es respetuoso con los cerdos y la Dehesa de Huelva, a la vez que ofrecemos un producto de calidad. El hecho de que el suelo y el ganado no dependan de una gran cantidad de pesticidas, fertilizantes y otras sustancias químicas, hace que las reses sean más saludables. No es de extrañar que los productos sean más sabrosos y de mayor calidad.
Es cierto que, a pesar de ser la opción más ecológica, la producción no es tan estable en el tiempo y los productos necesitan más tiempo para finalizar su ciclo de producción, aunque se compensa por la calidad y el sabor.
La ganadería intensiva
Hay varias diferencias entre la ganadería extensiva e intensiva. La principal la encontramos en la forma de vida y alimentación que tienen los animales en este tipo de explotaciones. Por una parte, el ganado no se alimenta de los pastos de la base territorial en la que se ubica, sino exclusivamente de pienso y productos procesados. Y estro es así porque no podemos olvidar que el objetivo de este sistema es incrementar la producción en el menor tiempo posible. Por otro lado, los animales viven en unas condiciones creadas de forma artificial que les limita el movimiento y empeora su calidad de vida. Debido a estos espacios reducidos en los que viven los animales, se generan grandes toneladas de desechos y de CO2. que difícilmente pueden ser reintegrados al medio ambiente en forma de estiércol, y acaban dañando el suelo y el agua de la zona.
Todo esto es consecuencia del hecho de que la base de este sistema supone la industrialización de la explotación ganadera. Y su auge lo encontramos en tres factores: el incremento de la población mundial durante el siglo pasado, un mayor consumo y la disminución de los costes de explotación.
Después de haber visto las diferencias entre ganadería extensiva e intensiva debemos reflexionar sobre qué sistema alimentario queremos en el futuro, porque un sistema alimentario sostenible debe incluir una mirada justa y respetuosa hacia un mundo rural vivo.
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